-
Algún día
dejaremos de vernos, seremos viejos o tendremos algún accidente, ¿no te
preguntas nunca que será de nosotros?
-
No
demasiado, lo tengo bastante claro.
-
¿Tú crees en
un mundo o en dos mundos?
-
¿A qué te
refieres?
-
Pues a que
puedes ser cristiano, budista o ateo, pero al final todo sistema de creencias
se reduce a si uno cree que existe un mundo o que hay dos.
-
¿Qué quieres
decir? ¿Te refieres a si creo que existe este mundo únicamente o si además
pienso que hay otro con cielo, infierno y todo eso?
-
Sí, ese es
un ejemplo de dos mundos. Pero hay otros muchos sistemas de creencias basados
en dos mundos.
-
¿Como cuál?
-
Tú has
señalado un ejemplo importante. Las principales religiones monoteístas defienden
que hay dos mundos, uno éste que tenemos en vida y otro de ultratumba con cielo
e infierno. Pero hay otras religiones que plantean el asunto de otro modo. Por
ejemplo, para el budismo no hay cielo ni infierno, ni siquiera hay dios, pero
de algún modo hay otro mundo distinto a esta realidad que permite que haya reencarnaciones
(eligiendo además en quién se reencarna cada cual). De hecho mediante el
nirvana puede incluso salirse de este mundo, evitando así continuar en el ciclo
de las reencarnaciones. Eso al fin y al cabo es creer en este mundo y en otro
supra terrenal.
-
Así que
puede creerse en un mundo, que es éste en el que nos movemos, o puede pensarse
que hay dos si es que se cree en alguna religión. Mi respuesta ya la conoces,
no hay más mundo que el que aquí tenemos y toda religión no sino una invención
humana.
-
Pero no sólo
las religiones hablan de ese sistema de dos mundos. Nietzsche incluso señalaba
a Platón como el primero que propuso, de forma previa a la mayoría de las
religiones, la existencia de dos mundos. Recuerda que Platón creía que existía
un mundo más allá de éste, de forma que todo lo que aquí vemos no es sino la
sombra de lo que hay en ese otro mundo. Por ejemplo, creía que tenemos la idea
de caballo porque en ese otro mundo existe la idea de caballo perfecto, siendo
los caballos de este mundo copias imperfectas (unos más altos, otros más bajos,
algunos cojos) de ese caballo ideal. Es como si ves que hay un montón de
galletas muy parecidas aunque no idénticas, sabes que de algún modo debe haber
una especie de molde que cree galletas similares a ese molde ideal, aunque
ninguna idéntica a éste.
Platón opinaba que los humanos
llevamos tanto tiempo en este mundo de sombras que hemos llegado a creer que es
el real, pero que si nos giráramos veríamos el luminoso mundo verdadero, aunque
tal vez la luz nos cegaría.
-
Todo eso
está muy bien, pero hay que recordar que esas ideas le venían a Platón del
mundo de las matemáticas. Él sabía cómo es un triángulo perfecto y cuántos
grados tiene un ángulo recto ideal. Deducía a partir de ahí que todos los
ángulos rectos y todos los triángulos que se dan en la naturaleza no son sino
copias imperfectas del triángulo ideal. Pero una cosa son las abstracciones
matemáticas y otra deducir de ahí que tiene que haber un mundo con caballos
ideales. Como ya señaló su discípulo Aristóteles no hay un molde de caballos,
más bien el problema es al revés, la mente humana a base de ver caballos estima
cuál es el caballo medio y lo toma como patrón para comparar el resto de
caballos.
No hay más que pensar en la
selección natural, de la que no disponía Platón. No es sólo que no haya un
caballo ideal, sino que el caballo es un “invento” reciente. Hace unos cuantos
millones de años no había nada ni remotamente parecido a un caballo, si bien
había seres que eran sus ancestros y de los que poco a poco evolucionaron los
actuales caballos. La naturaleza no tiene un molde, evoluciona constantemente,
somos nosotros los que abstraemos y pensamos en ese molde.
No me convences, sigo siendo de los
que creen en un mundo y que lo mires por donde lo mires, el segundo mundo es
una invención.
-
No fue
Platón el único filósofo que creyó en un segundo mundo. Podemos señalar a
Descartes, que como buen dualista señaló que el hombre tiene un cuerpo y un
alma. El cuerpo es material pero el alma pertenece a un segundo mundo.
-
Más de lo
mismo. Si Descartes hubiera nacido después que Darwin, tendría que reconocer
que la sustancia del alma es el cerebro, que es tan material como el cuerpo.
-
Podemos
basarnos en Kant para plantear otra línea de defensa de las creencias en un
segundo mundo. Kant señaló que no podemos conocer cómo son las cosas en sí,
sino únicamente cómo las percibimos. Tu cerebro, y aquí podemos ya tomar las
ideas de Darwin, percibe en el espacio y en el tiempo la realidad y la pinta de
colores inventados por él. Pero no hay forma de saber cómo es el objeto que
estás percibiendo en realidad, sólo sabes la imagen que tu cerebro es capaz de
darte de él. Luego una cosa es cómo es el mundo en sí, cómo es en realidad, y
otra la parte de él que tú puedes percibir. Esto de algún modo crearía dos
mundos, el que tú puedes percibir y el mundo en realidad más allá de tus
limitaciones.
-
Para mí eso
significa que sólo hay un mundo. No podemos verlo en su plenitud, pero
basándonos en los sentidos, en la razón y en todos los instrumentos que hemos
inventado, podemos hacernos una idea lo suficientemente amplia de él.
-
O no. Puede
que lo que te falta por ver sea de tal magnitud que cambie el sentido de lo que
conoces. Como Darwin nos enseñó, todas las especies han ido evolucionando y de
repente aparecimos nosotros. Es verdad que somos los más listos de la clase,
que tenemos un cerebro capaz de tomar incluso consciencia de sí mismo. Pero
como decías tú antes, no deja de ser un cerebro, un cerebro animal que llega
hasta donde llega. ¿No es demasiado engreído creer que lo sabe todo? Un mono
también cree conocerlo todo porque con lo que sabe le basta. No puede, con su
limitado cerebro, comprender que el agua que llueve es el mismo que se ha
evaporado del mar, o que las estaciones meteorológicas se deben a la
inclinación del eje de la Tierra. Pero como no es consciente de lo que
desconoce, es imposible para él imaginar aquello que no puede alcanzar. Tiene
su mundo mental y para él es coherente y suficiente. Tú puedes ver lo que hay
más allá de él pero no puedes sospechar lo que hay por encima de ti. Un ser más
inteligente que tú vería tu mundo y todo aquello que tú no puedes ni imaginar.
Y puede que lo que te falta, que ese segundo mundo, sea de tal magnitud que
cambie el sentido del mundo que conoces.
-
Puede que
haya grandes cosas que desconozco. Pero en cualquier caso, todos los segundos
mundos propuestos por filósofos o religiones al final nacen de limitadas mentes
humanas, con lo que para mí son invenciones humanas, motivadas por el miedo,
por el deseo de control de los demás o por lo que sea, pero invenciones al fin
y al cabo.
En cualquier caso para mí lo que
conozco es lo que es real, mi cerebro no sobrevivirá a este mundo por lo que
nunca podré alcanzar a conocer ese mundo superior y no me espera ningún mundo
de ultratumba.
-
Tampoco de
eso puedes estar seguro. Puede que este mundo sea sólo un sueño, una ilusión, o
que estés postrado en una cama de otro mundo bajo los efectos de alguna droga
que te haga creer que todo esto es real. O que como en la película de Matrix,
alguien haya conectado tu cerebro a algún tipo de programa informático que te
haga creer que todo esto es real.
La versión moderna de todo esto es
lo que los filósofos llaman el cerebro en la cubeta. Imagina que tu cuerpo no
existe y que sólo eres un cerebro que está dentro de una cubeta rodeado de
cables conectados a un ordenador, que simulan su interacción con el exterior.
Un impulso eléctrico y oyes el sonido de un trueno, otro y huele a pino, otro
más y ves pasar un coche azul. Todo es un decorado, incluidas las personas, los
libros y las ideas establecidas. Las leyes físicas en las que crees son falsas,
pero los cables conectados a tu cerebro simulan cualquier experimento que realices
de la forma que ellos desean (sí tiras una piedra hacen que siempre se comporte
igual) y en los libros que lees siempre mencionan el mismo resultado.
Por muchos experimentos que hagas, no
tienes forma de saber si ese mundo es o no real, y lo mismo ocurre con el mundo
en el que vives. No puedes discernir si es real o si no eres más que un cerebro
en una cubeta y todo en lo que crees, yo incluido, no es más que una ilusión creada
de forma artificial por un ordenador.
-
De acuerdo,
acepto que cabe la posibilidad de un segundo mundo, pero lo que no consiento es
que se utilice esa posibilidad como punto de apoyo para justificar todo un
sistema de creencias contradictorio y de ritos sin sentido. Si analizo todo lo
que me ofrecen las religiones no sólo me cuesta encontrar un mensaje común
entre todas ellas, sino que dentro de cada una aparecen muchísimas ideas
contradictorias. Por ejemplo, si leo La Biblia, por un lado me encuentro con
mensajes de Jesús hablando de amar incluso a mi enemigo y de ser generoso hasta
el punto de dar no solo lo que me piden sino también lo que no me piden. Habla
de ser generoso de manera que nadie se entere de lo que hago, no con idea de
que me vean los demás. Leo todo eso y me gustan esos mensajes, pero también me
encuentro a ese mismo Jesús amenazando, hablando del crujir de dientes y del
eterno sufrimiento, y ya nada tiene sentido, no puedo aceptar que la misma
persona que desprendía tanto amor profiera semejantes amenazas y sea capaz de
castigar de manera eterna a nadie. Por no hablar de todos esos pasajes en los
que un dios vengativo se enoja y mata a miles de personas, niños incluidos, por
dudosos motivos.
Y estas mismas contradicciones me
las encuentro en todas las religiones, plagadas de ritos que ya nadie recuerda
por qué se realizan y que no son más que supersticiones alimentadas por el
miedo.
Así que yo prefiero vivir mi vida,
respetando y tratando bien a los demás, pero sin dejarme encuadrar dentro de
ninguna religión porque siempre hay muchos mensajes que no acepto. Y no hago el
bien porque quiera ganarme el futuro favor de algún dios, lo hago porque quiero
construir un mundo así, y si después de esto hay algo pues trataremos de llevar
ese algo lo mejor posible. Pero de momento lo que hay es este mundo así que no
le demos la espalda por otros que tal vez no existan.
-
Ese mensaje
que reconoces que te gusta de La Biblia es la parte espiritual que las
religiones ofrecen. Yo creo que los profetas son capaces de ver ese lado
espiritual del mundo, de saltarse la barrera de las limitaciones humanas y
asomarse a ese otro mundo inalcanzable y decirnos lo que ven. Pero después
vienen a este mundo y todo se corrompe, porque muchos alteran su mensaje, otros
lo utilizan para conseguir el poder, otros para justificar el castigo a algún
odiado enemigo, otros no lo entienden y repiten ritos porque es lo único que
comprenden... Y al final nos llega esa mezcla de mensajes aparentemente
contradictorios pero que encierran mensajes espirituales. Así que todas las
religiones pueden ofrecernos algo, aunque también es cierto que hay que tener
cuidado para poder separar unos mensajes de otros.
-
El peligro
es que cuando te pones la etiqueta de seguidor de una religión, estas aceptando
el mensaje completo y eso incluye toda esa parte negativa. Por eso prefiero
catalogarme como no creyente.
-
Yo sin
embargo escojo ser creyente, aunque con muchos matices, pero creo en esa
especie de espiritualidad, en ese segundo mundo, si bien lo hago un poco a mi
manera, cogiendo mensajes de aquí y de allá, sin ser capaz de ponerme más
etiquetas que me casen con nadie.
-
El peligro
de pensar tanto en ese segundo mundo es el de olvidar éste, el de prepararse
para un mundo que probablemente no venga y que aunque así fuera no tenemos ni
idea de cómo será. Damos la espalda a lo que tenemos aquí basándonos en
mensajes dudosos, contradictorios y muy probablemente falsos. Perdemos el
tiempo realizando ritos (sacrificios u oraciones repetitivas y vacías) en lugar
de invertirlo aquí y ahora. No disfrutamos de las grandes cosas que este mundo
tiene y que se pueden llevar a cabo con respeto y amor a los demás porque tememos
pecar y perder puntos para nuestro futuro mundo imaginario. Y con ello estamos
pecando contra este mundo, despreciando lo que se nos ofrece.
-
Cierto es
que muchos ritos son vacíos pero otros son a mi entender ejercicios
espirituales constructivos, como una oración en la que deseas el bien a los
demás o en la que analizas el mal que le estás causando a otros y cómo podrías
evitarlo. Creo que aquí se puede ver esa espiritualidad de la que antes
hablábamos. No es tan importante a qué dios le reces sino qué buscas con
tus rezos. Pero si sólo pides para ti y solo realizas ritos que no comprendes,
efectivamente estás malgastando el tiempo. Supongo que, haya un mundo o dos, lo
importante es respetar al que no piense como tú.
-
Siempre que
no me traten de imponer sus ideas ni sus normas morales.
-
No, la
libertad ha de ser siempre uno de los valores espirituales.
-
He de irme,
que el mundo sigue.
- Los mundos, querrás decir. Adiós amigo.