jueves, 20 de marzo de 2014

Un mundo, dos mundos


-        Algún día dejaremos de vernos, seremos viejos o tendremos algún accidente, ¿no te preguntas nunca que será de nosotros?

-        No demasiado, lo tengo bastante claro.

-        ¿Tú crees en un mundo o en dos mundos?

-        ¿A qué te refieres?

-        Pues a que puedes ser cristiano, budista o ateo, pero al final todo sistema de creencias se reduce a si uno cree que existe un mundo o que hay dos.

-        ¿Qué quieres decir? ¿Te refieres a si creo que existe este mundo únicamente o si además pienso que hay otro con cielo, infierno y todo eso?

-        Sí, ese es un ejemplo de dos mundos. Pero hay otros muchos sistemas de creencias basados en dos mundos.

-        ¿Como cuál?

-        Tú has señalado un ejemplo importante. Las principales religiones monoteístas defienden que hay dos mundos, uno éste que tenemos en vida y otro de ultratumba con cielo e infierno. Pero hay otras religiones que plantean el asunto de otro modo. Por ejemplo, para el budismo no hay cielo ni infierno, ni siquiera hay dios, pero de algún modo hay otro mundo distinto a esta realidad que permite que haya reencarnaciones (eligiendo además en quién se reencarna cada cual). De hecho mediante el nirvana puede incluso salirse de este mundo, evitando así continuar en el ciclo de las reencarnaciones. Eso al fin y al cabo es creer en este mundo y en otro supra terrenal.

-        Así que puede creerse en un mundo, que es éste en el que nos movemos, o puede pensarse que hay dos si es que se cree en alguna religión. Mi respuesta ya la conoces, no hay más mundo que el que aquí tenemos y toda religión no sino una invención humana.

-        Pero no sólo las religiones hablan de ese sistema de dos mundos. Nietzsche incluso señalaba a Platón como el primero que propuso, de forma previa a la mayoría de las religiones, la existencia de dos mundos. Recuerda que Platón creía que existía un mundo más allá de éste, de forma que todo lo que aquí vemos no es sino la sombra de lo que hay en ese otro mundo. Por ejemplo, creía que tenemos la idea de caballo porque en ese otro mundo existe la idea de caballo perfecto, siendo los caballos de este mundo copias imperfectas (unos más altos, otros más bajos, algunos cojos) de ese caballo ideal. Es como si ves que hay un montón de galletas muy parecidas aunque no idénticas, sabes que de algún modo debe haber una especie de molde que cree galletas similares a ese molde ideal, aunque ninguna idéntica a éste.

Platón opinaba que los humanos llevamos tanto tiempo en este mundo de sombras que hemos llegado a creer que es el real, pero que si nos giráramos veríamos el luminoso mundo verdadero, aunque tal vez la luz nos cegaría.

-        Todo eso está muy bien, pero hay que recordar que esas ideas le venían a Platón del mundo de las matemáticas. Él sabía cómo es un triángulo perfecto y cuántos grados tiene un ángulo recto ideal. Deducía a partir de ahí que todos los ángulos rectos y todos los triángulos que se dan en la naturaleza no son sino copias imperfectas del triángulo ideal. Pero una cosa son las abstracciones matemáticas y otra deducir de ahí que tiene que haber un mundo con caballos ideales. Como ya señaló su discípulo Aristóteles no hay un molde de caballos, más bien el problema es al revés, la mente humana a base de ver caballos estima cuál es el caballo medio y lo toma como patrón para comparar el resto de caballos.

No hay más que pensar en la selección natural, de la que no disponía Platón. No es sólo que no haya un caballo ideal, sino que el caballo es un “invento” reciente. Hace unos cuantos millones de años no había nada ni remotamente parecido a un caballo, si bien había seres que eran sus ancestros y de los que poco a poco evolucionaron los actuales caballos. La naturaleza no tiene un molde, evoluciona constantemente, somos nosotros los que abstraemos y pensamos en ese molde.

No me convences, sigo siendo de los que creen en un mundo y que lo mires por donde lo mires, el segundo mundo es una invención.

-        No fue Platón el único filósofo que creyó en un segundo mundo. Podemos señalar a Descartes, que como buen dualista señaló que el hombre tiene un cuerpo y un alma. El cuerpo es material pero el alma pertenece a un segundo mundo.

-        Más de lo mismo. Si Descartes hubiera nacido después que Darwin, tendría que reconocer que la sustancia del alma es el cerebro, que es tan material como el cuerpo.

-        Podemos basarnos en Kant para plantear otra línea de defensa de las creencias en un segundo mundo. Kant señaló que no podemos conocer cómo son las cosas en sí, sino únicamente cómo las percibimos. Tu cerebro, y aquí podemos ya tomar las ideas de Darwin, percibe en el espacio y en el tiempo la realidad y la pinta de colores inventados por él. Pero no hay forma de saber cómo es el objeto que estás percibiendo en realidad, sólo sabes la imagen que tu cerebro es capaz de darte de él. Luego una cosa es cómo es el mundo en sí, cómo es en realidad, y otra la parte de él que tú puedes percibir. Esto de algún modo crearía dos mundos, el que tú puedes percibir y el mundo en realidad más allá de tus limitaciones.

-        Para mí eso significa que sólo hay un mundo. No podemos verlo en su plenitud, pero basándonos en los sentidos, en la razón y en todos los instrumentos que hemos inventado, podemos hacernos una idea lo suficientemente amplia de él.

-        O no. Puede que lo que te falta por ver sea de tal magnitud que cambie el sentido de lo que conoces. Como Darwin nos enseñó, todas las especies han ido evolucionando y de repente aparecimos nosotros. Es verdad que somos los más listos de la clase, que tenemos un cerebro capaz de tomar incluso consciencia de sí mismo. Pero como decías tú antes, no deja de ser un cerebro, un cerebro animal que llega hasta donde llega. ¿No es demasiado engreído creer que lo sabe todo? Un mono también cree conocerlo todo porque con lo que sabe le basta. No puede, con su limitado cerebro, comprender que el agua que llueve es el mismo que se ha evaporado del mar, o que las estaciones meteorológicas se deben a la inclinación del eje de la Tierra. Pero como no es consciente de lo que desconoce, es imposible para él imaginar aquello que no puede alcanzar. Tiene su mundo mental y para él es coherente y suficiente. Tú puedes ver lo que hay más allá de él pero no puedes sospechar lo que hay por encima de ti. Un ser más inteligente que tú vería tu mundo y todo aquello que tú no puedes ni imaginar. Y puede que lo que te falta, que ese segundo mundo, sea de tal magnitud que cambie el sentido del mundo que conoces.

-        Puede que haya grandes cosas que desconozco. Pero en cualquier caso, todos los segundos mundos propuestos por filósofos o religiones al final nacen de limitadas mentes humanas, con lo que para mí son invenciones humanas, motivadas por el miedo, por el deseo de control de los demás o por lo que sea, pero invenciones al fin y al cabo.

En cualquier caso para mí lo que conozco es lo que es real, mi cerebro no sobrevivirá a este mundo por lo que nunca podré alcanzar a conocer ese mundo superior y no me espera ningún mundo de ultratumba.

-        Tampoco de eso puedes estar seguro. Puede que este mundo sea sólo un sueño, una ilusión, o que estés postrado en una cama de otro mundo bajo los efectos de alguna droga que te haga creer que todo esto es real. O que como en la película de Matrix, alguien haya conectado tu cerebro a algún tipo de programa informático que te haga creer que todo esto es real.

La versión moderna de todo esto es lo que los filósofos llaman el cerebro en la cubeta. Imagina que tu cuerpo no existe y que sólo eres un cerebro que está dentro de una cubeta rodeado de cables conectados a un ordenador, que simulan su interacción con el exterior. Un impulso eléctrico y oyes el sonido de un trueno, otro y huele a pino, otro más y ves pasar un coche azul. Todo es un decorado, incluidas las personas, los libros y las ideas establecidas. Las leyes físicas en las que crees son falsas, pero los cables conectados a tu cerebro simulan cualquier experimento que realices de la forma que ellos desean (sí tiras una piedra hacen que siempre se comporte igual) y en los libros que lees siempre mencionan el mismo resultado.

Por muchos experimentos que hagas, no tienes forma de saber si ese mundo es o no real, y lo mismo ocurre con el mundo en el que vives. No puedes discernir si es real o si no eres más que un cerebro en una cubeta y todo en lo que crees, yo incluido, no es más que una ilusión creada de forma artificial por un ordenador.

-        De acuerdo, acepto que cabe la posibilidad de un segundo mundo, pero lo que no consiento es que se utilice esa posibilidad como punto de apoyo para justificar todo un sistema de creencias contradictorio y de ritos sin sentido. Si analizo todo lo que me ofrecen las religiones no sólo me cuesta encontrar un mensaje común entre todas ellas, sino que dentro de cada una aparecen muchísimas ideas contradictorias. Por ejemplo, si leo La Biblia, por un lado me encuentro con mensajes de Jesús hablando de amar incluso a mi enemigo y de ser generoso hasta el punto de dar no solo lo que me piden sino también lo que no me piden. Habla de ser generoso de manera que nadie se entere de lo que hago, no con idea de que me vean los demás. Leo todo eso y me gustan esos mensajes, pero también me encuentro a ese mismo Jesús amenazando, hablando del crujir de dientes y del eterno sufrimiento, y ya nada tiene sentido, no puedo aceptar que la misma persona que desprendía tanto amor profiera semejantes amenazas y sea capaz de castigar de manera eterna a nadie. Por no hablar de todos esos pasajes en los que un dios vengativo se enoja y mata a miles de personas, niños incluidos, por dudosos motivos.

Y estas mismas contradicciones me las encuentro en todas las religiones, plagadas de ritos que ya nadie recuerda por qué se realizan y que no son más que supersticiones alimentadas por el miedo.

Así que yo prefiero vivir mi vida, respetando y tratando bien a los demás, pero sin dejarme encuadrar dentro de ninguna religión porque siempre hay muchos mensajes que no acepto. Y no hago el bien porque quiera ganarme el futuro favor de algún dios, lo hago porque quiero construir un mundo así, y si después de esto hay algo pues trataremos de llevar ese algo lo mejor posible. Pero de momento lo que hay es este mundo así que no le demos la espalda por otros que tal vez no existan.

-        Ese mensaje que reconoces que te gusta de La Biblia es la parte espiritual que las religiones ofrecen. Yo creo que los profetas son capaces de ver ese lado espiritual del mundo, de saltarse la barrera de las limitaciones humanas y asomarse a ese otro mundo inalcanzable y decirnos lo que ven. Pero después vienen a este mundo y todo se corrompe, porque muchos alteran su mensaje, otros lo utilizan para conseguir el poder, otros para justificar el castigo a algún odiado enemigo, otros no lo entienden y repiten ritos porque es lo único que comprenden... Y al final nos llega esa mezcla de mensajes aparentemente contradictorios pero que encierran mensajes espirituales. Así que todas las religiones pueden ofrecernos algo, aunque también es cierto que hay que tener cuidado para poder separar unos mensajes de otros.

-        El peligro es que cuando te pones la etiqueta de seguidor de una religión, estas aceptando el mensaje completo y eso incluye toda esa parte negativa. Por eso prefiero catalogarme como no creyente.

-        Yo sin embargo escojo ser creyente, aunque con muchos matices, pero creo en esa especie de espiritualidad, en ese segundo mundo, si bien lo hago un poco a mi manera, cogiendo mensajes de aquí y de allá, sin ser capaz de ponerme más etiquetas que me casen con nadie.

-        El peligro de pensar tanto en ese segundo mundo es el de olvidar éste, el de prepararse para un mundo que probablemente no venga y que aunque así fuera no tenemos ni idea de cómo será. Damos la espalda a lo que tenemos aquí basándonos en mensajes dudosos, contradictorios y muy probablemente falsos. Perdemos el tiempo realizando ritos (sacrificios u oraciones repetitivas y vacías) en lugar de invertirlo aquí y ahora. No disfrutamos de las grandes cosas que este mundo tiene y que se pueden llevar a cabo con respeto y amor a los demás porque tememos pecar y perder puntos para nuestro futuro mundo imaginario. Y con ello estamos pecando contra este mundo, despreciando lo que se nos ofrece.

-        Cierto es que muchos ritos son vacíos pero otros son a mi entender ejercicios espirituales constructivos, como una oración en la que deseas el bien a los demás o en la que analizas el mal que le estás causando a otros y cómo podrías evitarlo. Creo que aquí se puede ver esa espiritualidad de la que antes hablábamos. No es tan importante a qué dios le reces sino qué buscas con tus rezos. Pero si sólo pides para ti y solo realizas ritos que no comprendes, efectivamente estás malgastando el tiempo. Supongo que, haya un mundo o dos, lo importante es respetar al que no piense como tú.

-        Siempre que no me traten de imponer sus ideas ni sus normas morales.

-        No, la libertad ha de ser siempre uno de los valores espirituales.

-        He de irme, que el mundo sigue.
      -     Los mundos, querrás decir. Adiós amigo.

2 comentarios:

  1. Wow.... ¿Salviati y Sagredo? ajajjajajJAJAJAJ... muy bueno el diálogo.

    Me gusta la "defensa Darwin", no solo por reducir al absurdo tantos edificios de humo de forma tan eficaz y limpia, sino porque refuerza mi idea de que su ley es el principio y el final de todas las cuestiones , - )

    El mono no sabe que las estaciones son por la inclinación del eje de la tierra.. pero sufre las estaciones y las siente.. las puede percibir. Nosotros nos hacemos preguntas, todas. Hemos visto más allá de lo que ven nuestros ojos. Hemos sentido mucho más de lo que siente nuestro tacto. Alcanzamos conocimientos mucho más allá de nuestra experiencia, incluso aquellos que describen un mundo ajeno al nuestro, como el cuántico. Nos queda mucho por saber, pero no hay un universo completo por descubrir fuera del nuestro. Todo lo que tiene influencia sobre nuestro universo está a nuestro alcance, de una forma o de otra, ya que esa influencia está, precisamente, a nuestro alcance. Si no hay tal influencia, entonces nos debe dar igual si existe o no esa otra realidad, ya que es indemostrable y absurdo.

    Existir es un invento del hombre, al menos con el grado que nosotros le damos a esa palabra, de ahí que no cuadre con la experiencia, y que haya preguntas que no puedan ser contestadas, no porque no haya respuesta, sino porque la pregunta está fuera de contexto.

    ¡¡Me sigue encantando leerte!!! , - ) ¡¡Saludos!!!!

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  2. Gracias!! Igualmente!
    Yo creo que podemos ver más allá de lo que ven nuestros ojos, pero no podemos entender más allá de nuestra capacidad de entendimiento.
    Si nuestro cerebro es algo material con un número limitado de conexiones, al fin y al cabo es una máquina capaz de comprender muchas cosas, pero limitada como cualquier máquina.
    Es como un experimento en el que unos monos tratan de extraer un cacahuete alojado en el interior de un tubo de cristal. No llegan con sus brazos porque el tubo es más largo, pero hay un palo en un lado de la jaula con el que pueden empujar el cacahuete hasta que caiga. En este ejemplo tenemos un sistema complejo a descifrar (el tubo con el cacahuete y el palo) y una serie de máquinas que se enfrentan a él, que son los cerebros que tratan de resolverlo. Un niño de un año no puede solucionarlo, no lo comprende. Muchas especies de animales tampoco, pero los monos (o los adultos humanos) lo averiguamos sin problemas.
    Todo el universo, toda la realidad que nos rodea es el experimento a resolver, y nuestro cerebro la máquina que trata de averiguarlo. Puede que la máquina sea capaz de entender todo el experimento, puede que sólo una parte pero ésta sea la esencial, o puede que sólo comprendamos una pequeña parte del mundo, ínfima en comparación con lo que no entendemos.
    El ejemplo no se puede extrapolar porque el mono sabe si ha resuelto el experimento (si coge el cacahuete) o si no lo ha hecho (si no lo consigue), pero nosotros ni siquiera sabemos cuántos cacahuetes hay escondidos, por muchos que veamos nunca podremos saber si hay más cosas escondidas o no (lo cual no debe desalentarnos para seguir buscando pero sí darnos una cura de humildad para aceptar nuestra eterna duda)...

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