sábado, 18 de mayo de 2013

El gran diseño de Stephen Hawking

Hace unos años, la aparición de un libro de divulgación científica se convertía en la noticia más leída del día en los principales medios de comunicación en España. Este libro era “El gran diseño” de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow.
EL PAÍS publicaba, en su edición del 08/11/2010, un artículo titulado “Hawking planta cara a Dios”. Parte del artículo decía lo siguiente: “Venimos de la nada. De un universo que lo contenía todo, y que se crea a sí mismo continuamente, sin la intervención de un Dios. Y la filosofía ha muerto. […] dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo crearse a sí mismo -y de hecho lo hizo- de la nada. La creación espontánea es la razón de que exista algo, de que exista el Universo, de que nosotros existamos. Para eso no es necesario invocar a Dios".

La explicación de que un libro científico tuviera semejante repercusión se debía a las supuestas conclusiones a las que Hawking llegaba mezclando ideas científicas y religiosas. La ciencia parecía demostrar que no dejaba ningún hueco a Dios.

Siempre que se mezcla ciencia y religión, ya sea por líderes religiosos o por eminentes científicos, la audiencia se dispara, pero a menudo se llega a conclusiones muy profundas apoyadas sobre cimientos poco sólidos. Los autores tienen tantas ganas de alcanzar una determinada conclusión, que pasan de puntillas por los argumentos en los que se basan para llegar a ella.

Leyendo únicamente lo que los periódicos decían sobre el libro, ya se intuían una serie de fallos o al menos ligerezas en el razonamiento de Hawking, que ponían en cuestión las conclusiones con las que tantos titulares había conseguido. Pero no se puede criticar algo a partir de extractos de un libro y de interpretaciones de los periodistas, así que decidí que algún día me compraría el libro y lo leería para poder opinar sobre él.

Hace unos días lo leí y lo primero que tengo que decir es que es mejor de lo que imaginaba. Es un gran libro de divulgación y aborda numerosos temas interesantes tratados con el rigor que se le presupone a un científico de primer nivel. De todo lo que he leído de este autor (ahora mismo recuerdo cuatro libros), en mi opinión esto es lo mejor que ha escrito y recomiendo desde aquí su lectura.

Dicho esto, sigo opinando que algunos razonamientos no son correctos desde un punto de vista lógico o filosófico (lo que demuestra que la filosofía no ha muerto).

Una de las preguntas a las que el libro pretende dar respuesta es a la de por qué hay algo en lugar de nada. Para ello, argumenta que la teoría cuántica permite que a partir de la nada pueda crearse un universo, lo que explica que partiendo de la nada pueda surgir algo. Textualmente el autor afirma que: “Las fluctuaciones cuánticas conducen a la creación de universos diminutos a partir de la nada”.
Dicho esto, concluye que no es necesaria la existencia de ningún ser divino para crear el universo: “no hay necesidad de que sea puesto en marcha por algún Dios”.
Pero volvamos a la primera afirmación. A primera vista parece lógicamente consistente, pero separémosla en varios pasos:

  1. No hay nada.
  2. Las fluctuaciones cuánticas crean universos a partir de esa nada.
Pero si no hay nada, tampoco hay fluctuaciones cuánticas. Y si hay fluctuaciones cuánticas, entonces no podemos decir que no haya nada, tal vez no haya nada de materia o de energía, pero hay algo que son esas leyes o fluctuaciones cuánticas capaces de generar universos espontáneamente. La duda de por qué hay algo en lugar de nada o cómo surge algo de la nada sigue igual de abierta que en tiempos de Platón.
Si separamos los pasos más en detalle:

  1. No hay nada.
  2. No hay nada pero sí hay fluctuaciones cuánticas.
  3. Las fluctuaciones cuánticas crean universos.
El salto ilícito, el truco de magia que no se explica, es el que se produce entre los puntos 1) y 2). ¿Por qué hay fluctuaciones cuánticas en lugar de nada? Si no hay nada, tampoco puede haber leyes físicas capaces de crear a partir de esa nada. Y si hay fluctuaciones cuánticas ya no partimos de la nada y nos faltaría saber de dónde vienen esas fluctuaciones

Por supuesto, esto no demuestra que sea necesaria la existencia de un ser divino para “arrancar” el universo. Pero tampoco es correcto pretender dar por solucionadas cuestiones filosóficas tan antiguas de manera tan “simple”.

Todo esto nos demuestra que es importante tratar de pensar por nosotros mismos y no delegar esta cuestión en líderes religiosos ni en eruditos científicos, ni tampoco en titulares de periódico. Lo importante es tratar de sacar nuestras propias conclusiones arañando la superficie y tratando de ver las verdades más profundas que se esconden debajo.

2 comentarios:

  1. Últimamente leo demasiado eso del fin de la filosofía O_o.... demasiado... , - )

    Creo que hay un problema en la palabra nada, al igual que lo hay en nuestro concepto de existencia. Ambos problemas nos llevan a callejones sin salida en estas cuestiones. Existir, tal como lo sentimos, es un invento del hombre. La física ha demostrado que la realidad está muy lejos de nuestra intuición de existencia y las contradicciones con el sentido común están establecidas como leyes de nuestro universo.

    Si la suma de la energía del universo es 0... ¿qué hace falta antes de ese 0 para que después sea 1 + [-1]?... no se explicarlo.... pero sí se que el tiempo tuvo un comienzo y también escapa a mi comprensión qué lo puso en marcha si antes nada podía suceder... pero el problema está en la palabra suceder... hace falta espacio y tiempo para que algo suceda, pero fenómenos como el comienzo del espacio o del tiempo han de estar por encima de ese "suceder" que comprendemos.

    Lo que sí sabemos es que la creación de partícula+anti-partícula es espontánea y constante en cualquier punto del "vacío" y que "dentro" de los agujeros negros la materia no se destruye.

    Nos queda mucho por saber y Hawking siempre ha sentido pasión por escandalizar. Aún así yo también lo recomiendo , - )

    ¡¡¡Saludoooss!!!!

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