sábado, 21 de mayo de 2016

El barco de la humanidad

 
Sólo queda una persona viva en el mundo que haya nacido antes del año 1900. Se trata de Emma Moreno, una italiana que vino al mundo en 1899. Cuando ella abrió los ojos aquel 29 de noviembre, más de mil millones de personas poblaban la Tierra. De todos aquellos compañeros de viaje que un día tuvo, hoy sólo sigue aquí ella.

El barco de Teseo es una leyenda griega recogida por Plutarco, según la cual los atenienses decidieron mantener el barco, reponiendo cada tablón defectuoso por una nueva madera más resistente. Este ejemplo ha sido utilizado a menudo por los filósofos para tratar el problema de la identidad: si llega un momento en que se han cambiado todos los tablones del barco, ¿sigue siendo el barco de Teseo?

Las células que componen el cuerpo humano mueren constantemente y son reemplazadas por otras que continúan su función. Se estima que el cuerpo tarda entre siete y diez años en regenerar todas sus células. Somos como el barco de Teseo al que ya le han sido modificados todos sus tablones (a algunos ya nos los han cambiado varias veces).

Emma Moreno es la última pieza de aquel barco que formaban los seres humanos del año 1899. Se han regenerado todas las células de aquel organismo al que llamamos humanidad. Algún día nuestro tablón también será sustituido por los atenienses por una madera más robusta.
Puede que las células que nazcan en el futuro lo hagan en un organismo enfermo. De nosotros depende que el próximo barco de Teseo esté o no ennegrecido. Cada cosa que hagamos durante las pocas décadas que formamos el organismo presente está de alguna manera relacionada con todos los organismos pasados y futuros en los que se seguirá identificando la humanidad.

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