martes, 8 de agosto de 2017

Los últimos Adán y Eva

 


En la figura de arriba se muestra el número medio de hijos por mujer en distintos continentes del mundo en el año 2016.

Si este índice es menor que 2, significa que cada nueva generación es menos numerosa que la que le precede. Si el índice es de por ejemplo 1,5, por cada madre habrá 1,5 niños, así que si cogemos 10 hombres y 10 mujeres habrá 15 niños en la siguiente generación (5 menos que los 20 progenitores).

Esto se cumple en Europa y en América del Norte, en las zonas morada y verde del mapa, ambas con índices menores que 2. Si no fuera por el fenómeno de la inmigración, la población en estos lugares menguaría año tras año.

En el resto de América, Asia y Oceanía, el índice es superior a 2 pero inferior a 2,5, lo que en la práctica significa que el aumento de población se está ralentizando.

Por último está África, el vientre del mundo, donde nacen 4,7 hijos de media por mujer. Aquí la población aumenta a un elevado ritmo (y contribuye al aumento en otras zonas del planeta).

El número de hijos por mujer varía año tras año, pero la tendencia en la mayor parte de los países es a disminuir. Puede que en países concretos aumente, pero a nivel continental, en todos ellos (incluido África) el índice ha ido cayendo año tras año en las últimas décadas. En general, conforme un país se desarrolla económica e industrialmente, este índice disminuye.

Imaginemos que sólo existiera el continente americano en el mundo y que Trump construyera su ansiado muro. Al norte del muro el índice se sitúa en 1,8 hijos por mujer. Esto significa que la población está menguando. Si el muro fuera por completo hermético y sólo existiera el continente americano, en unas décadas la población al norte del muro se habría reducido a la mitad. No tardarían en tirar el muro los futuros estadounidenses para que pudiera entrar más gente a sustentar un país casi abandonado. Pero en el resto de América el índice es de tan sólo 2,1 hijos por mujer, siendo la tendencia a disminuir. Así que puede que el año en que decidieran tirar el muro nadie quisiera cruzar, pues todos vivirían en países con poblaciones menguantes y amplios recursos a repartir. En el lugar en el que ahora se levanta el muro tendrían que montar un comité de bienvenida que tratara por todos los medios atraer a los deseados inmigrantes.

En Europa pasaría algo similar: si en África y Asia el índice sigue bajando, llegará el día en el que se fletarán modernos barcos para que los inmigrantes puedan cruzar el mediterráneo de forma cómoda y segura, pues serán recibidos con los brazos abiertos y ya no tendrán que jugarse más la vida para venir.

Europa a nivel continental tiene el índice más bajo del mundo, tan sólo 1,6 hijos por mujer. Si sólo existiera Europa en el mundo, en unas cuantas décadas la población se habría diezmado, y en unos siglos llegaría el día en el que nacerían el último hijo único y la última hija única, los últimos Adán y Eva del mundo, aquellos que cerrarían el ciclo de los seres humanos. La aventura de los Sapiens sobre la faz de la Tierra habría terminado.